23 de mayo de 2006

El aroma de no estar

Es curioso cómo ausencia, si se pronuncia rápidamente, llega a sonar como escencia. El aroma, el centro de algo. Lo que lo sostiene. Así, si una ausencia es breve (¿un parpadeo? Un poco menos breve) nos hace percibir, como cuando entrecerramos los ojos, la escencia de algo que no podemos captar con los ojos, eso que la imagen oculta y que nos causa ruido colorido en la memoria. La ausencia rápida y breve aturde un poco al olvido y nos quita imágenes cotidianas, nos hace sentir un escozor que, si se prolonga, duele con nostalgia. Creo que en algunos casos la ausencia (si se pronuncia rápidamente) trae un eco, un resabio, un perfume de escencia.

1 comentario: