12 de julio de 2006

Lo abominable es la intolerancia

Recuerdo una lección de tolerancia de mi abuela, quien defendió una vez, notablemente indignada, con tono airado a un personaje mítico: "Pero, a ver, ¿cómo que el abominable hombre de las nieves? ¿Sólo porque es un monstruo es abominable? No, no debe ser..."
Entonces me imaginé al Yeti como un mono pachón.

2 comentarios:

  1. Anónimo9:12 p.m.

    Que importante lección, ojalá todas las abuelas fueran igual que la tuya, imagínate a aquellos que por alguna u otra razón no nos rasuramos y a veces ni el pelo emparejamos por largos períodos de tiempo. Con razón sentía que algo raro estaba pasando.

    ResponderBorrar
  2. ¡Imagínate! No tendríamos que ir empujando un carrito con paletas para que nos gritaran ¡Allí va el abominable hombre de las nieves! Ahora, en ciertos subgrupos humanos o humanoides aún es abominación dejar que los cabellos o pelos te crezcan de manera que enturbien la mirada. Lo leí en National Geographic.

    ResponderBorrar