Grano a grano se hacen los castillos de arena.
Ola tras ola desaparecen.
¿Cómo sustraerse al influjo de la tierra y el agua que luchan en las tibias sábanas de nuestras costas?
18 de mayo de 2006
Monterrosian@
Y cuando abrí mi blog, la mujer invisible seguía alli.
¡No la veo!
ResponderBorrarSe que estoy alli, gracias paco.
ResponderBorrarEl problema de la invisibilidad y la mujer es que a veces se confunde con la ausencia, que es una palabra tan femenina... Invisible, pero está.
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